En un post de principios de mes ya hablamos de la importancia de la viralidad como estrategia de promoción. Y, como ya comentamos, se consigue con una serie de estrategias para llegar a una gran cantidad de personas rápidamente.
En este sentido no quería dejar pasar la oportunidad de hablar del Programa de Puntos que acaba de instaurar el partido de Alfredo Pérez Rubalcaba con el fin de difundir el programa político socialista. La idea, en sí, es creativa, no vista en otra campaña política (al menos, en España), y aprovecha la oportunidad para regalar diversos artilugios, acumulando puntos: una taza térmica, un vaso térmico, un bálsamo labial, un cuaderno, un polo de punto o una taza. Se obtendrán más puntos en función de las veces que el usuario comparta en las redes sociales los contenidos electorales del candidato.
Ahora bien, ¿es necesario publicitarse con este tipo de productos? ¿No es mejor vender las ideas en el caso de que éstas no sólo existan sino que sean buenas? Desde luego, este tipo de acciones, alejándome de la esfera del marketing y hablando como consumidor me parecen deleznables, en cuanto que es menospreciar la capacidad del votante (el que quiere enterarse del programa, se entera), y banalizar la política, por conseguir una viralidad en la que todo no debe valer. ¿Qué será lo próximo? ¿Ver a Rubalcaba en gayumbos para ser portada de todos los periódicos? ¿O fingir un secuestro, como el que protagonizó el ex novio de Falete, para provocar pena en el electorado?
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